Y dios creó al Caco, le dió un par de zapatillas último modelo, imitadas, truchas, de esas que tienen cápsulas de aire para salir disparando de la policía. Y le dió una campera, con el escudo de la AFA, una gorra con la visera doblada, un pantalón 3/4 con los bolsillos amplios para guardar el faso y la tuca sin terminar. Le dió el don de volverse sigiloso, casi como un ninja, sin estrellitas de metal y sin bolitas de humo. Le dió la posibilidad de portar un arma, para matar a su antojo, sentirse el dueño de la vida de cualquier ser humano laburante que adora el sacrificio y el trabajo honesto.
Y dios creó a la policía, títeres del sistema con uniforme planchado, burócratas de teclados de pc que aún ven como a una máquina de escribir, empleados que ven el oficio como una salida segura para cobrar un sueldo y no como a una vocación que se trae desde la conciencia. La conciencia sólo brota cuando los que mueren son compañeros de ellos, a manos de algún Caco.
Y dios les dió alimento, creó los celulares con sms para unos y las motos tuneadas para otros, ambos van de la mano para traer a la sociedad toda esa parafernalia del "yo quiero" pero tengo pistola y "yo no tengo" pero me puedo llevar lo que es tuyo.
Y dios encendió la tele, para mirar el programa de cumbia del sábado al mediodía, ... y se quedó dormido.
Así el caco tomó la moto, cargó a un par de amigos y rajó. Salió de la villa, repleta de camisetas de fútbol, minicomponentes que escupen cumbia, celulares más caros que los ingresos de toda una familia junta, plasmas comprados con cuotas que nunca pagan.
El caco entró a la casa y se llevó lo que no pudo, el sacrificio de otro lo cargó en bolsas de plástico de Carrefour. Y gozó, porque dios le concedió ese sentir, le quitó la conciencia, le mutiló la humildad, le reventó la voluntad, le pisoteó la piedad, y se le cagó de risa.
... El oficial tomó la denuncia, y dió por cerrado el caso, se le estaba enfriando la pizza.
Y yo tengo que seguir laburando, viviendo momentáneamente con una mochila de desconfianza a cuestas, con un sistema super integrado de circuitos electrónicos llamado alarma, dentro del lugar en el que me sentía mas libre. Mas allá de todo lo trágico-repentino sigo siendo un tipo con mucha suerte, los amigos aparecen en las malas, yo los tengo, así que un tipo tan malo no debo ser. Y qué viva la mortadela!
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dios: no es mi Dios, sino el de ellos. El dios caco que habita en sus conciencias.