viernes, 3 de diciembre de 2010

Venus pelada

Y así, despacio, con la constancia que tiene la muerte cuando golpea a la puerta, me desarmé.
Me desconecté del mundo y la línea que dividía el sueño de la conciencia se borró repentinamente, por un instante.
Reordené todas mis piezas, las clasifiqué, las limpié, las reconocí y las llamé por su nombre. Cada una lleva el nombre de un espanto, de una marca irreparable que manché con mi soledad, cada vez que intentaba traducir tanto dolor momentáneo, tanta alegría transitoria.
Y lloré, imploré, revisé los libros de mi alma, fui el sol y fui la noche. Me oscurecí, enmudecí.
En ese lapso danzante, en esa obsesión redundante, redimí todos mis deseos, indulté a la resonancia de tu nombre. Te dije adiós.
Cuando Ricardo Arjona canta me vomita la alfombra, y en ese instante, preludio infinito, tengo que salir a buscar a mi ego que se convierte en grasa. Lo encuentro rascándose el ombligo en el balcón de mi casa, silbándole a una Venus pelada que camina por la vereda, mientras sostiene un pebete de salame en su mano izquierda.


Buenas noches, y qué viva la mortadela!

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Para vos, soretito

Detrás de todo ese mundo esquizofrénico, ciclotímico y absurdo, se esconde un paralelismo con el fiambre que tengo en la heladera.
Te la tirás de jamón crudo y sos paleta, gil. Hacete sánguche y dejate de joder, que tenés fecha de vencimiento y en este super sólo sos un producto más.

Buenas noches, y qué viva la mortadela!

La chica "sepsy"

35 años aprox. Se hizo las tetas, va al gimnasio, sale a todo bar que encuentra para buscar y buscar lo que a toda voz niega pero en el fondo desea: un hombre.

Vive de Facebook, come de facebook, sueña con facebook, como si ella misma fuera un apéndice de la red social. Le gusta que la etiqueten.

Para mí, y esto es una apreciación totalmente personal, no existe tamaño de poronga que le saque una sonrisa, mas allá del esfuerzo que hace para mostrar que su vida es de lo mas feliz y que no le falta nada. Hay gente que se merece que le rompan el ojete.

Y qué viva la mortadela!