jueves, 28 de abril de 2011

Primera incursión en el laberinto de tu mirada

No estoy lleno de certezas, mi fe se estanca y sale del barro para meterse en cada pantano que encuentra, como para demostrarse a sí misma que lo estoico es una fotografía muda sin sentido.
No estoy solo, me acompañan mis monstruos, esos que saco a pasear de vez en cuando y que, últimamente, disfrutan más que yo del sol.

Prefiero la soledad de mi silencio a la palabra motora que desata las ideas.

Sin embargo, un momento aletargado me da tiempo para recrear imágenes y desenvolverlas del cordón ineludible de la duda. Estoy solo con mi imágen fría, mi sonrisa paciente, atornillado a mi ácido y esporádico humor.

No soy quien soy, y me receto remedios para curar este mal bendito. Me persigo en un laberinto, recojo secretos canónicamente para volcarlos al ritual de mi estadía. Lo que para todos en este mundo es pasajero para mí dura mil años. Tu boca seca que se cae en el teléfono, tu mirada perdida en la luz de mi aura que no alcanzo a ver, tus dedos largos y tu sonrisa de viento, tu voz plateada, tus ojos de cuadro nuevo.

Cuando caigo en la cuenta de que el mundo me pasó por encima, me pisoteó, me embarró, se burló de mí, no hay nada más imprudente que pueda anhelar que correr a tus brazos para volver a empezar de nuevo y desear que me mires a los ojos, para ubicarme en tiempo y espacio, despacio.

2 comentarios:

  1. esta inferior comenta que me encanta poder leerte y movilizarme tanto internamente con tus textos

    beso

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  2. Qué hermoso lo que escribiste. No tenes oscuridad, ni siquiera cuando te sentís oscuro.
    Besos

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