Hay un fantasma
que va y vienese acuna
en la cuna descuidada.
A mí me habita el terror todos los días
porque pude haber volado
pero mancharon mis alas
y le dieron de mi cuerpo a los perros.
Hay un fantasma
que va y vieneDebería volver a escribir
a ensañarme con las palabrasCreí que hasta nuestra oscuridad era inmaculada.
Desnude el acertijo y vi tus pies mojándose en otro mar.Hay un pájaro muerto en el camino. El viento sopla fuertemente y mueve sus alas buscando reanimarlo. Hay una inscripción en el sendero que camino que dice "lo que muere se transforma".
El pájaro no se mueve, inmóvil sobre el piso no siente nada. Una horda de gusanos se revuelcan en su estómago, hay comida para todos. El carroñero sobrevuela la escena calculando el momento justo para llevarse la presa.Los gatos cantan mi voz. La ausencia de aire transpira imágenes de pinos. Ya no sé quién soy en este oscuro y tenebroso pasadizo. Una voz me alza, me toma del cuerpo y me revienta contra el piso. Faltan meses para el canto, para el trinar de los pájaros que abundan en este misericordioso dolor vestido de trapos. Mientras tanto mi consuelo tiene etiqueta, y un frasco de sabor añejado por los años de tanto mirar hacia otro lado. Que no escuche tu voz no significa que no vea tus ojos, y ese latir apesadumbrado queriendo tirar de la cornisa de la soledad. No soy quién era, nunca tuve raíces y como un árbol seco enmascarado por el frío de las tempestades solitarias me voy muriendo para renacer en quién sabe que melodía. Es que todo pasa tan lento que carcome por dentro y derrumba quién yo solía ser. No hay cuadros, ni recuerdos perpetuos que animen al monstruo de la muerte, ese monstruo qué tiene ojos de cordero y corazón de hielo.
Ya no hay luz negra, el oximoron se ha esfumado. Me ha dejado el camino abierto y una herida que me recuerda en el fondo mi condición de ser humano. Que sería de este tránsito eterno sin una herida que atender? El Quirón, agazapado entre los arbustos de mi conciencia, me arroja su flecha y certero da en el blanco. Oh blanca conciencia!, dónde está lo negro por limpiar? Dónde está la miseria para transmutar? Cronos me invita a la reflexión, a reacomodar las piezas y a tirar de nuevo los dados de lo que no tiene límites. El escorpión acecha tras la sombra, esa que debo integrar pero no diluirme como un pez. Júpiter me nombra y a punto de tocar mi esencia con su rayo penetrante y magnificente me mira y me pregunta si estoy listo. Sin temor alguno lo miro de frente y le pregunto con voz firme: Por qué dudas en dar el golpe? Adelante, ya conozco mi destino, nunca estuve tan seguro como ahora.
Se hace necesario desterrar el automatismo que surge de mi voz, no escuchada. Abro mis oídos y descubro una voraz verdad envuelta en paradigmas viejos creados por la falsa existencialidad de yo. Dónde estoy parado si no es encima de una nube imaginaria formada a través de los años? Me pregunto: dónde quiero estar cuando sea yo mismo? Es menester traducir lo simbólico, perpetuar lo imaginario, cargarlo de emociones y vivenciar la realidad que ineludiblemente se manifiesta.
El combate es hacia adentro.Creo que no hay peor ciego que el que no quiere ver.